El calendario de vacunación sigue avanzando. Tras algunos baches provocados por problemas de abastecimiento o por las dudas generadas con algunas marcas, el proceso parece haber recuperado el ritmo.

No obstante, conviene ser precavidos: la vacuna previene la infección, pero no implica la desaparición total de los riesgos.

 

¿Cómo cambia la vida tras la vacunación?

La vacuna nos hace un poco más libres, pero solo hasta cierto punto. Estas mejoras exigen responsabilidad y no caer en el error de que, de un día para otro, volveremos a la vida tal como era antes de marzo de 2020.

Es importante que los vacunados entiendan que tras la vacuna hay que seguir manteniendo unos protocolos de seguridad e higiene esenciales.

  • Las normas establecidas por las autoridades sanitarias siguen siendo las mismas para vacunados y no vacunados.
  • La vacunación no implica un relajamiento en estas medidas de seguridad. La vacuna aumenta la resistencia al virus, pero no lo bloquea al 100 %.
  • La mascarilla, la ventilación de los espacios cerrados, la distancia de seguridad y la higiene habitual de las manos siguen siendo aspectos imprescindibles para ganarle la batalla al Covid-19.
  • Aunque resulte tentadora la idea de volver a reunirse en familia, hay que seguir siendo responsables: evitar los encuentros con muchos miembros a la vez y, preferiblemente, hacer que estos tengan lugar en espacios abiertos.

Recordar las medidas que siguen vigentes y promover el cumplimiento de estas pautas es una parte esencial en el éxito de la vacunación a personas mayores.

 

Qué no hacer justo después de vacunarse

Tan importante es lo que hacemos después de ser vacunados como lo que no debemos hacer. La experiencia en el proceso de vacunación ha demostrado que existen algunos comportamientos erróneos bastante comunes a la hora de vacunarse.

Las instituciones sanitarias de varios países han publicado una serie de guías que permiten a los ciudadanos conocer cuáles son los comportamientos a evitar una vez vacunados:

  1. Abandonar el centro de salud inmediatamente: como medida de prevención, el paciente debe permanecer al menos 15 min en el centro de vacunación para asegurarse de que no se producen efectos adversos inmediatos. En el caso de personas con alergias específicas, este tiempo debería prolongarse a 30-45 min.
  2. Entrar en pánico si se produce algún efecto secundario: cualquier vacuna puede producir efectos secundarios como dolor de cabeza o fatiga. Salvo en casos extremos, no hay motivos para asustarse. A la hora de recibir la vacuna se informa siempre de estas posibles reacciones y de cómo afrontarlas.
  3. Automedicarse: es importante seguir las pautas prescritas por un profesional. En este sentido, el cuidador a domicilio puede ayudar a la persona mayor a recordar cómo es el proceso a seguir para aliviar los síntomas de una posible reacción adversa en lugar de consumir fármacos que no han sido recetados.
  4. Mantener las rutinas a pesar del malestar: que las reacciones adversas no sean un motivo de preocupación no quiere decir que no haya que tomárselas en serio. Si la persona mayor se siente fatigada, con molestias en el brazo, cefaleas e incluso unas décimas de fiebre, no debe realizar sobreesfuerzos hasta que se haya recuperado por completo. El cuidador deberá controlar de cerca los síntomas ya que, aunque es poco probable, podrían derivar en cuadros graves que sí necesiten un tratamiento médico específico.
  5. Retrasar la segunda dosis: cada pauta tiene su tiempo para que la vacuna sea 100 % efectiva.
  6. Relajar las medidas de higiene y seguridad: para superar la pandemia hay que mantenerse inflexibles ante el virus. Minimizar el riesgo de contagio implica ser estrictos en el cumplimiento de las medidas que indiquen las autoridades sanitarias.
  7. Abusar del alcohol: aunque por el momento no hay ningún estudio que evidencie el consumo regular de alcohol con una disminución en la eficacia de las vacunas anticovid, sí que está demostrado que este afecta de forma negativa al sistema inmunitario. Para tener una buena respuesta tras la inoculación de la vacuna es necesario que el sistema inmune funcione a pleno rendimiento.