La prevención es el mejor modo de evitar la neumonía en ancianos. Como principales consejos para prevenir la neumonía en el anciano se aconseja seguir las siguientes pautas:

Administración de vacunas

Es muy importante que las personas mayores de 65 años, o con factores de riesgo, se pongan la vacuna antineumocócica. Esta vacuna protege contra la neumonía. El paciente debe volver a vacunarse aproximadamente cada cinco años.

Además, también se aconseja a los ancianos que se pongan la vacuna contra la gripe. Esta vacuna se administra anualmente y es importante que se la pongan las personas mayores, dado que en muchas ocasiones la neumonía se produce por una complicación de la misma.

Mantener una buena higiene bucal

La higiene bucal y el cuidado de las piezas dentales es un factor esencial para evitar la neumonía en los ancianos. Cualquier infección que se produzca en la boca debilita el sistema inmunitario, con el riesgo de que la infección se extienda al tracto respiratorio superior, produciendo sinusitis o amigdalitis que, de extenderse al tracto respiratorio superior, puede provocar una neumonía.

También es importante que el anciano coma siempre sentado, manteniendo la espalda recta, ya que de este modo se facilita la deglución y se pueda evitar una infección en los pulmones.

Tener una nutrición adecuada

Una buena nutrición es un factor clave en las personas mayores. Una persona mayor desnutrida tiene su sistema inmunitario debilitado y es más propenso a sufrir cualquier tipo de infección, incluida la neumonía.

Por eso, es muy importante que el anciano no tenga ninguna carencia nutritiva. En caso de ser necesario, se debe consultar con el médico sobre la posibilidad de incluir suplementos nutricionales en la dieta del anciano para compensar posibles carencias.

Además de la nutrición adecuada, también es importante que el anciano tome suficiente cantidad de líquido. Los familiares y cuidadores deben prestar mucha atención para que las personas mayores tomen suficiente líquido (agua, infusiones, sopas), ya que en muchas ocasiones las personas mayores se olvidan de beber la cantidad necesaria para el organismo, y esto acaba por afectar negativamente a su estado de salud.

Mantener un estilo de vida saludable

Se requiere una prevención integral. Adoptar un estilo de vida saludable ayuda a mantener fuerte el sistema inmunitario, con lo que es más fácil combatir las enfermedades infecciosas.

Para ello, se aconseja seguir una dieta equilibrada, en la que no falten nutrientes esenciales, realizar ejercicio moderado de forma habitual y evitar hábitos nocivos, como el tabaco y el alcohol. 

Un sistema inmunitario fuerte puede combatir los patógenos que provocan las infecciones en el organismo y evitar que el anciano sufra neumonía.

Insistir en la limpieza

La pandemia generada por el nuevo coronavirus ha normalizado muchas de las pautas de higiene que son fundamentales no solo para la prevención del COVID-19 sino de muchas otras enfermedades infecciosas.

En el caso de la neumonía también resulta de gran ayuda la limpieza frecuente de las manos con agua y jabón o con geles hidroalcohólicos, así como la desinfección de aquellas superficies que están más sometidas al contacto.

En el caso de los ancianos, estos objetos y superficies pueden ser desde el vaso de agua que dejan en la mesilla de noche hasta el bastón que emplean para sus desplazamientos o la mesa auxiliar en la que dejan el libro, las gafas o el mando de la televisión.

Evitar el contacto y protegerse

La prevención de la neumonía en personas mayores debe contemplarse desde una doble perspectiva: la de la persona contagiada y la de la persona que está en riesgo de contagio.

En ambos casos, la mejor manera de evitar la propagación de la enfermedad es evitar el contacto y mantener al enfermo aislado del resto de la familia hasta su recuperación.

En caso de que el contacto sea imprescindible, el afectado y la persona que lo asiste deberán emplear mascarilla que cubra nariz y boca.

Asimismo, se deben evitar los pañuelos de tela y utilizar los desechables, toser o estornudar en la parte interior del codo y desinfectar las manos tras sonarse o antes de emplear cualquier objeto.

Llevar un control regular de otras patologías

Enfermedades comunes en las personas mayores como el asma, la diabetes o las afecciones cardíacas incrementan el riesgo de sufrir complicaciones durante un proceso de neumonía.

Basta con destacar el riesgo de hospitalización por neumonía en personas diabéticas es hasta 39 veces superior al de una persona sana.

También durante el período gripal se produce un aumento notable de las hospitalizaciones por neumonía con índices de letalidad más altos, lo que pone de manifiesto la importancia de la vacunación contra la gripe en personas mayores.

La prevención de esta enfermedad de las vías respiratorias exige tener bajo control todo lo que suponga un factor de vulnerabilidad en el paciente.