Causas de la Neumonía

Pueden causarla varios microorganismos como lo son las bacterias, virus y hongos. La bacteria más frecuente es el Streptococcus pneumoniae o neumococo. Y en el caso de la neumonía atípica la bacteria más frecuente es el Mycoplasma pneumoniae.

El virus de la gripe también es muy frecuente como causa de neumonía. Y en cuanto a los hongos, el más habitual es el Pneumocystis jiroveci, que suele afectar a personas inmunodeprimidas.

Hay varias formas en que estos microorganismos pueden llegar a infectar los pulmones y al tratarse de una enfermedad infecto-contagiosa es muy importante tener en cuenta algunas pautas para evitar su transmisión.

Como también hay algunas enfermedades de base y otras circunstancias que pueden favorecer la aparición de una neumonía:

  • Enfermedad pulmonar crónica
  • Fumar
  • Trastornos cerebrales
  • Problemas del sistema inmunitario
  • Cardiopatías
  • Diabetes
  • Cirugía reciente
  • Traumatismo reciente

La neumonía es una de las complicaciones más frecuentes entre las personas mayores de 60 años que están hospitalizadas por otras enfermedades. El reposo prolongado en la cama tras una operación también puede favorecer la aparición de la neumonía. Ello se debe a que, al estar acostado, el paciente tiene mayor dificultad para respirar o toser, por lo que la zona del pulmón no está bien ventilada y la mucosidad se acumula en los bronquios.

Además, las bacterias se propagan rápidamente entre las personas que tienen el sistema inmunitario debilitado o sufren desnutrición. Las personas mayores, con dificultad para deglutir, pueden tragar alimentos que producen inflamación en los pulmones y acaban por desencadenar una neumonía.

Síntomas de la Neumonía

Por la forma en cómo se manifiesta, la enfermedad en cuestión puede ser típica y atípica. A continuación, distinguimos las diferencias de los dos tipos de neumonía:

Neumonía atípica

Los síntomas son algo diferentes a los de la neumonía típica o común. Es una forma menos grave y sus síntomas suelen ser más leves.

En los ancianos, la neumonía puede presentar síntomas que no son de carácter respiratorio, por lo que puede que no se produzca fiebre, tos, esputo, tos seca ni tos crónica, sino alguno de estos otros síntomas:

• Debilidad
• Disnea
• Confusión, inquietud o apatía
• Falta de apetito
• Mareos
• Respiración acelerada
• Taquicardia
• Bajada de la presión arterial
• Fiebre alta (40 grados o más) o temperatura muy baja (35 grados o menos)
• Vómitos
• Diarreas
• Degradación de las funciones cognitivas o desorientación

Los ancianos con patologías previas, como EPOC, insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria, diabetes mellitus o enfermedad renal crónica deben acudir de inmediato al servicio de urgencias ante cualquier síntoma de neumonía.

En las personas mayores que sufren enfermedad de Alzheimer o demencia, los síntomas pueden ser aún más difíciles de distinguir, ya que la confusión puede ser un síntoma previo del paciente. En estos casos, cualquier molestia o cambio en el comportamiento del enfermo debe ser consultado con el médico de inmediato.

Neumonía típica o común 

Por el contrario, este tipo de neumonía suele tener un comienzo súbito, produce fiebre superior a 38,5º C, se producen con frecuencia escalofríos, temblores, dolor en el pecho y se suele acompañar de tos seca, tos crónica, tos con sangre o mucosidad.

Puede aparecer también dificultad para respirar, inapetencia, fatiga, malestar general y en personas mayores suele ser bastante frecuente la aparición de episodios de confusión. 

Sin embargo, en el caso de las personas mayores que sufren neumonía no siempre se presentan estos síntomas. La fiebre aguda, que es un síntoma típico, solo se manifiesta en el 50% de los casos entre los ancianos que padecen neumonía.

Un signo muy típico es el síndrome de la uña blanca o leuconiquia, que son unas manchas blancas que empiezan a aparecer en las uñas de manos o pies.