Artritis significa «inflamación de la articulación», y existen diferentes enfermedades que las ocasionan. La artritis afecta a una o muchas articulaciones, y se caracteriza por producir dolor, rigidez, hinchazón y dificultades para mover las articulaciones. 

Cuando en una persona la artritis afecta a más de cuatro articulaciones se dice que presenta una poliartritis. La poliartritis es uno de los cuadros clínicos más importantes en reumatología, ya que puede presentarse en la mayoría de enfermedades reumáticas inflamatorias.

Las artritis pueden manifestarse en personas de todas las edades, desde niños hasta adultos. Algunos tipos de artritis pueden curarse pero muchos son crónicos y requieren tratamientos continuados.

La artritis reumatoide es la enfermedad más frecuente que ocasiona poliartritis crónica, y afecta a una de cada doscientas personas (200.000 afectados en el Estado español). Se da sobre todo entre las mujeres, y suele aparecer entre los 45 y 55 años.

Causas

En algunos casos la artritis puede aparecer a causa de una infección de la articulación, generalmente por una bacteria, pero en la mayoría de los casos la causa es desconocida. En las artritis crónicas inflamatorias existe un trastorno del sistema inmunitario que produce un mantenimiento de la inflamación, y probablemente existe una predisposición genética subyacente.

Los factores medioambientales, como la humedad y el clima, no desencadenan la artritis pero pueden contribuir a que se note más el dolor en las articulaciones dañadas.

Síntomas

Los síntomas más habituales y comunes son:

  • Hinchazón y dolor de las articulaciones, que mejora con los movimientos y empeora con el reposo. Todas las articulaciones del cuerpo, como las de las manos y las de los pies, las muñecas, los codos, los hombros, la cadera, las rodillas y los tobillos pueden tener enfermedades articulares, aunque según el tipo de artritis predominan sobre todo en unas u otras articulaciones.
  • Rigidez articular matinal, que puede tener una duración variable.
  • Dificultad para mover las articulaciones afectadas.
  • Deformación progresiva de las articulaciones y pérdida de la movilidad articular.
  • Calor y enrojecimiento de la piel sobre las articulaciones afectadas. Aparece únicamente en las artritis que aparecen de forma muy aguda (como por ejemplo la gota), y son típicamente ausentes en las artritis crónicas.

También pueden aparecer otras manifestaciones generales en función del tipo de artritis, como:

  • Fatiga.
  • Fiebre.
  • Pérdida de peso.
  • Pérdida del apetito.

En los reumatismos crónicos inflamatorios también pueden verse afectados otros órganos, como los riñones, los pulmones o el sistema nervioso.

Tratamiento

Algunos tipos de artritis, como las de origen infeccioso, tienen un tratamiento específico y curativo. Otras enfermedades como la gota se controlan muy bien con el tratamiento, pero en el caso de las poliartritis crónicas inflamatorias no existe un tratamiento curativo. Lo que hay son medicamentos para aliviar sus síntomas, como los analgésicos (paracetamol), los antiinflamatorios no esteroides (ibuprofeno, naproxeno y otros) y los corticoesteroides.

En el caso de la artritis reumatoide, aparte de los fármacos para tratar la sintomatología, se utilizan también medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad como metotrexato, sulfasalazina, leflunomida, etc., que sirven para frenar la actividad inflamatoria. Actualmente también se dispone de los fármacos biológicos, de uso hospitalario, que se administran por vía subcutánea o intravenosa y que se utilizan en aquellos casos en los que ha habido una falta de respuesta continuada o intolerancia a los tratamientos clásicos.

Si la inflamación es persistente en alguna junta, pueden realizarse infiltraciones en la misma articulación. En los casos más severos de artritis puede recurrirse a la cirugía para reconstruir o reemplazar la articulación.

La medicación debe ir acompañada de cambios en el estilo de vida:

  • En períodos de poca inflamación, haga ejercicio de regularmente, ayuda a mantener la movilidad, reducir la fatiga y mejorar el dolor. Si la articulación está inflamada, debe mantenerla en reposo.
  • Aplique calor sobre las articulaciones afectadas para aliviar el dolor y reducir la rigidez en el reumatismos crónicos.
  • En caso de artritis muy agudas, es mejor la aplicación de frío local.
  • Evite el sobrepeso.
  • Reponga y reduzca el estrés y la actividad física excesiva.
  • Descanse evitando posiciones forzadas de las articulaciones.
  • Mantenga una buena musculatura en torno a la articulación afectada mediante ejercicios isométricos, que refuerzan estos músculos sin hacer trabajar la articulación.