A partir de los 65 años, la hipertensión arterial es más frecuente ya que se presenta en el 60% de esta población y afecta a ambos sexos.

No es una enfermedad inocua ya que, luego de varios años sin tratamiento, puede producir importantes complicaciones que, a su vez, son las causantes de diversas enfermedades, muchas de ellas invalidantes e incluso fatales.

 

Diagnóstico

La Hipertensión arterial es un síndrome que se expresa por cambios metabólicos y cardiovasculares como:

  • Presión arterial elevada
  • Aumento de la sensibilidad a las consecuencias de las alteraciones de los lípidos
  • Intolerancia a la insulina
  • Disminución de la reserva renal
  • Alteraciones en la estructura y función del ventrículo izquierdo
  • Alteraciones en la adaptación de las arterias proximales y dístales

COMPLICACIONES MÁS FRECUENTES

Agrandamiento del corazón, particularmente el engrosamiento de sus paredes (hipertrofia ventricular), que puede reducir su eficiencia, generar arritmias y, a largo plazo, conducir a la insuficiencia cardíaca.

Pérdida de la capacidad del corazón de bombear la sangre que necesita el organismo produciendo insuficiencia cardíaca. En estos casos, el órgano se dilata y comienzan a aparecer síntomas como fatiga e hinchazón de pies.

Deterioro de la función del riñón, que puede llevar a la necesidad de tratamientos como la diálisis o el transplante renal.

Probablemente, el infarto cerebral y la hemorragia intracerebral sean las complicaciones más temidas de la hipertensión arterial.

Menos conocido es el hecho que por la edad, y acentuado por la hipertensión arterial, muchas personas sufren pequeñas lesiones cerebrales y la degeneración de las fibras del cerebro, que hoy pueden ser detectadas por la Resonancia Magnética.

Estas lesiones son muchas veces asintomáticas pero su acumulación puede llevar a alteraciones cognitivas importantes. Técnicamente se denominan “infarto lacunar” y “leucoaraiosis”.

 

Prevención y tratamiento

ALIMENTACIÓN

Se recomienda mantener la ingesta de sodio bajo los 2.000 mg/día, equivalentes a 5 gramos de sal al día, según lo sugerido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Otro punto aconsejable es consumir como mínimo cinco raciones de frutas, verduras, hortalizas, ya que colabora con la reducción de la presión arterial, además de mantener una alimentación baja en grasas, prefiriendo carnes magras y frutos secos en vez de carnes altas en grasa y embutidos, como las cecinas.

Es preferible cocinar alimentos en casa, en vez de comprar comida preparada en locales, ya que muchas veces éstas traen más sal de lo debido.

EJERCICIO FÍSICO

Es bien conocido que el ejercicio es una de las normas que figuran como elemento recomendable para el tratamiento no farmacológico de la Hipertensión arterial.

El efecto del ejercicio físico parece derivarse no solo de un descenso de las cifras tensiónales, sino que además produce un indudable beneficio desde el punto de vista psicológico, que en definitiva redundará en un incremento del bienestar físico global.

Este efecto beneficioso del ejercicio sobre la presión arterial está basado en evidencias epidemiológicas en la que se asocia el sedentarismo como una mayor morbi-mortalidad cardiovascular y se ha comprobado como las poblaciones con una menor prevalencia de hipertensión arterial coinciden con una actividad física elevada, independientemente de otros factores de riesgo.

Así, tras la realización de un ejercicio físico aeróbico regular, se produce una vasodilatación periférica y la presión arterial sistólica desciende.

Además la frecuencia cardiaca suele ser más baja en los individuos que realizan entrenamiento físico de forma regular respecto a aquellos que no lo practican.

Los beneficios de la práctica regular del ejercicio reportan al:

Sistema Nervioso: La coordinación y los reflejos mejoran, el estrés disminuye.

Corazón: El volumen de sangre por pulsación y la circulación coronaria aumentan.

Pulmones: La capacidad, eficiencia y circulación aumentan.

Músculos: La circulación en ellos aumenta, agrandando el tamaño, la fuerza y la resistencia así como la capacidad de oxigenación.

Huesos y ligamentos: Su fuerza aumenta; los tejidos articulatorios se refuerzan.

Metabolismo: Las grasas del cuerpo disminuyen; el azúcar de la sangre se reduce.

 

TRATAMIENTO MÉDICO

En caso de que le hayan diagnosticado hipertensión arterial, lo ideal es que asista periódicamente al médico, tome sus medicamentos regularmente si se los prescribieron y siga conductas alimentarias que le permitan mantener presiones arteriales bajo niveles saludables.

Por eso es necesario seguir hábitos alimentarios y de vida saludable avalados científicamente, que colaboren con el control de los niveles de presión arterial y cuiden su salud.